A los linfocitos T con receptor de antígeno quimérico (CAR, por sus siglas en inglés) se les incorpora el fragmento variable de un anticuerpo monoclonal, cambiando la especificidad del receptor T. Al darse el reconocimiento específico, se activa la célula T colaboradora o citotóxica desarrollando una respuesta T clásica; esta propiedad puede utilizarse para combatir blancos específicos en células alteradas, entre ellas las tumorales. Han pasado casi 30 años desde su descubrimiento y en la actualidad su uso clínico como inmunoterapia comienza a extenderse ampliamente, razón por la cual es importante comprender su concepto, fabricación, acción citotóxica y toxicidad.